-Está ahí- dijo ella
-Déjame -dijo él- mañana madrugo, no puedo estar toda la noche escuchando tus miedos a la oscuridad
-¿No oyes como ulula?
-Uff!
-Está cerca de la ventana, ¿no oyes como la rasca?
-¿Queeeé…?
-El búho
-En la ciudad no hay búhos, cariño
-Pero, ¿no ves sus ojos? ¿No ves como me mira?
-Déjame dormir
-Está muy cerca, ha entrado en la habitación, lo veo entre las sombras
-Ahh.
-Se ha metido en la cama, me está recorriendo todo el cuerpo
-¿Que narices dices?
-Está clavando sus garras en mi tripa, quiere a mi bebe.
El abre los ojos y se da la vuelta y enciende la luz:
-¿Qué bebé? ¡Sabes que no puedo tener hijos!
Ignacio Pantoja